miércoles, 9 de febrero de 2011

NOS VISITA ANTONIO BAEZ, AUTOR DE MEMORIAS DEL GINTONIC

   Recientemente vino al instituto a visitarnos el escritor malagueño Antonio Baez,   que charló con los alumnos sobre su libro Memorias del gintonic. Habíamos elegido la lectura de esta obra porque contribuye a conocernos mejor. Habitualmente, cuando se reflexiona sobre el ser humano, se parte de una imagen que ya casi es un cliché: hombre, europeo, sano... (de nuevo el Vitruvio de Leonardo). Por el contrario, la protagonista de esta novela es una mujer vieja que se enfrenta a la pérdida de la memoria haciendo recuento de su vida. Nos gusta reconocernos en otro ser humano de setenta y un años. Ver que, más allá de las arrugas, la enfermedad y circunstancias particulares, hay un principio universal en todo ser humano que puede ser inmediatamente reconocido.

   Miguel Ángel Latorre, alumno del 1BM (curso 2011/12), ha visto así la novela. Esperamos que sus comentarios animen a otros lectores:
"Lo que oyes, quiero vengarme de la vida escribiendo una novela".
Suponemos que la vida de Eulogia, como la de la mayoría de los mortales, ha sido una lucha incesante sometida a un codigo social que se nos da desde que nacemos. Eulogia ha tenido que callarse, que ocultar lo que sentía y, en definitiva, hacer y decir lo que la sociedad ha convenido como normal. Ahora Eulogia tiene setenta y un años, setenta y un años de soledad, de angustia, de incomprensión, y es el momento que elige para veng arse de la vida, para decir lo que verdaderamente siente, lo que piensa. Ahora está al margen de las convenciones por su edad y por su demencia es elmomento de descubrirse.
Desde su posición privilegiada de escribir lo que siente, rompe las barreras de la soledad y nos introduce en un mundo de pasiones y de personajes inventados, a veces cercanos al absurdo, con los que hace que nos riamos de nosotros mismos. Todos, en definitiva, tenemos un papel en la vida; pero ahora es Eulogia "la que reparte los papeles en esta farsa".
La vitalidad y genio de esta abuela rompe imágenes tópicas que tenemos de la vejez como etapa en la que sólo se espera la muerte. La vemos llena de ilusión en su aventura con Apolo o cuando se toma unos gintonics con Palmira. "Nos tomamos unos gintonics. Una de las cosas de las que me siento especialmente orgullosa es de haerle enseñado a Palmira las virtudes del gintonic".
La novela consigue que todos reconozcamos a Eulogia en nuestra propia vida.
  
     Desde aquí queremos darle las gracias por una charla tan amena. Si alguien está interesado en seguirle la pista a este escritor puede acudir a su blog:  http://cuentosdebarro.blogspot.com.es/

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muchas gracias por una lectura tan acertada como la que se expone en este comentario a La memoria del gintonic.
Nos veremos el próximo martes.
Un saludo.
Antonio Báez.

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