Normalmente entendemos por conocimiento una relación que se establece entre un sujeto (al que llamamos sujeto cognoscente) y un objeto de conocimiento. En esta relación se produce una representación mental en el sujeto que, en mayor o menor medida refleja al objeto conocido.
Antes de analizar cómo es esta relación, cuáles son sus límites o hasta que punto podemos fiarnos de esas representaciones mentales, es conveniente distinguir tres conceptos que en el lenguaje común a veces intercambiamos; pero cuyo significado es más preciso en filosofía.
Conocimiento sería esa representación mental de la que estamos seguros y, además, tenemos forma de demostrarla. Por ejemplo que el agua está compuesta por dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno.
Hablamos de creencia cuando, pese a estar seguros, no es posible la demostración. Es lo que ocurre cuando alguien afirma que cree en Dios.
Finalmente, en la opinión no hay certeza ni manera de demostrar la veracidad de la representación mental. Por ejemplo, si digo que a lo mejor llueve más el año que viene, estoy expresando una probabilidad o algo de lo que estoy segura y, además, esto solo podrá comprobarse cuando el año próximo haya concluido.
Como hemos visto, uno de los principales rasgos de ser humano es que somos seres simbólicos. Constantemente los usamos: Un crucifijo en una iglesia representa a Cristo, un emoticono de corazón cariño. Usamos cientos al cabo del día. En términos generales, podemos decir que los símbolos son creaciones con las que representamos una idea, un proceso o una entidad física. Ahora mismo estoy usando símbolos para reppresentar conceptos; pero ¿qué son los conceptos? Siguiendo a Aristóteles, podríamos decir qiue son representaciones mentales universaeles y abstractas que elaboramos a partir de la experiencia.
Pongamos el siguiente ejemplo. Este año tengo mayoría de alumnas en clase. Casa una es distinta y, sin emabrgo, a todas las llamo alumnas porque, pese a todas sus diferencias, veo en ellas algo en común. Son esos elementos comunes los que sirven para construir mi concepto de alumna. Es decir, he prescindido de lo que creo accesorio (que tengan pelo rubio, corto o largo, su nacionalidad o edad) y he abstraído, "he sacado" los rasgos que considero esenciales, es decir aquellos sin los cuales no serían alumnas, como estar matriculadas en el centro.
Obvianmente, el concepto no tiene una realidad física. No existe la alumnidad, sino alumnas concretas. El concepto es una representación que mi mente crea a partir de la experiencia. Lo que implica, por supuesto, que su significado puede variar según el contexto y las experiencias. Por ejemplo, hace veinte años, en España llamábamos matrimonio a la unión de un hombre con una mujer. Hoy, debido a la existencia de otras realidades, el concepto de matrimonio ha variado y entenderíamos la unión de dos personas que desean dar forma jurídica a su vínculo. Pero también, si nos fuésemos a otro contexto, la unión no tendría por qué ser solo entre dos personas. Pues bien, estos conceptos pueeden ser expresados y compartidos gracias a los símbolos. En este caso las palabras serían los símbolos; pero podrían ser también los signos que emplean las personas hipoacúsicas u otros.
Los conceptos, a su vez, los unimos formando proposiciones o enunciados. Decimos que los enunciados establecen una realación entre un sujeto y un predicado. Estas proposiciones se pueden clasificar empleando distintos criterios. Uno sería el de distinguir entre verdaderas y falsas; pero también podríamos diferenciarlas en analíticas o sintéticas. En niuestra vida cotidiana, llamamos a una proposición verdadera cuando la relación que establece entre sujeto y predicado coincide con la realidad y falsa si no es así. Un poquito más difícil (pero no mucho) es la distinción entre proposición analítica y sintética. Podemos llamar analítica a aquella que se limita a explicitar el sujeto. Por ejemplo, si yo digo "El todo es mayor que cada una de sus partes", no estoy diciendo nada que no venga ya incluido en la idea de todo. Puede que sea útil la proposición para alguien que no conoce el significada de la palabra todo o que no haya reparado en lo que implica; pero lo cierto es que en el mismo concepto de todo ya estaba el ser mayor que sus partes y, por este motivo, estas proposiciones simpre serán ciertas, porque el sujeto implica necesariamente el predicado.
Por el contrario, si yo digo que mi madre es rubia, estoy añadiendo una información adicinal al concepto madre, pues la maternidad no implica ningún color de pelo. Esta sería una proposición sintética y tendremos que recurrir a la experiencia para comprobar si esos dos conceptos, madre y rubia, está unidos correctamente en mi proposición.
Finalmente, los enunciados pueden ser unidos en razonamientos que, nuevamente, pueden ser clasificados en inductivos y deductivos. En los deductivos llegamos a conclusiones a partir de enunciados más generales que ya han sido establecido, de manera que si estos son ciertos y los hemos conectado bien, la conclusión será cierta. En los inductivos procedemos al revés, partimos de datos menos generales y llegamos a conclusiones más amplias.
EJERCICIOS.
1. escribe un ejemplo de razonamiento inductivo y otro deductivo.
2. Lee la siguiente anécdota:
Una profesora de filosofía llegón un día a clase con ganas de acabar la novela que estaba leyendo, así que, en lugar de dar clases, plantó una silla en mitad de la tarima y le dijo a sus alumnes: Le pongo un 10 a quien sea capaz de emplear todos sus conocimientos para demostrarme que esta silla no es real. Todes se lanzaron a elaborar sesudos razonamientos con ayuda de los apuntes del curso; pero una muchacha se levantó de inmediato y entregó su folio a la profesora con una sola frase escrita. Ella la leyó y a continuación sacó su bolígrafo rojo para escribir el 10.
La hoja decía: "¿Qué silla?"
Pues bien, te toca explicar el significado de esta extraña clase.
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