viernes, 14 de febrero de 2025

Injusticia epistémica

 Recientemente se ha popularizado el término injusticia epistémica gracias a la obra homónima de Miranda Fricker.

De Edmond J. Safra Center for Ethics - wikimedia.

Del mismo modo que existe la injusticia económica, podemos hablar de injusticia epistémica. Esta afecta a un conjunto de personas en su calidad de sujetos de conocimiento, ya porque lo que ellos saben (su testimonio no sea tenido en cuenta) ya porque este grupo no pueda acceder en igualdad de condiciones  los recursos que sirven para desarrollar el conocimiento. En el primer caso, Fricker llama a esta injusticia testimonial y en el segundo hermenéutica.

Empezando por la injusticia testimonial esta puede ser de dos tipos:

    - Puede que otorguemos al hablante una excesiva credibilidad

    - Puede que le otorguemos menos de la que le corresponde.

    Esta valoración desajustada del sujeto que nos habla, suele deberse a su vez, a ciertos rasgos identitarios que les atribuimos.

    Un caso de excesiva credibilidad lo vivimos las madres de nños pequeños. Solo por ser sus mamás ellos creen que lo sabemos todo y que todo lo podemos arreglar. 

    En alguna ocasión esto puede ser frustrante, porque se nos exige mucho; pero, en líneas generales, la injusticia por exceso de credibilidad no menoscaba nuestros derechos ni situación social.

    Muy distinto es cuando el testimonio de un grupo de personas es sistemáticamente invalidado a causa de la poca credibilidad que nos inspira el colectivo al que pertenece. ¿Y a qué se debe esto? Pues según Miranda Fricker se debe al prejuicio identitario.

    Parece evidente que, salvo que poseamos un saber inmenso, el hecho de que creamos o no a una persona depende de lo fiable que nos resulte. Es lo que nos ocurre a las profesoras. Las alumnas rara vez cuestionan nuestros conocimientos, dando por sentado que en nuestro trabajo manejamos información veraz. También ocurre en el médico o cuando consultamos a un abogado.

    La cosa se complica si establecemos generalizaciones infundadas sobre un colectivo creando un estereotipo que, además, sea negativo. Se causará una injusticia epistémica cuando esos prejuicios distorsionen la credibilidad impidiendo que lo que el hablante sabe sea recibido o tenido en cuenta. Y esto no es poca cosa, según Fricker, "sufrir un agravio en nuestra capacidad como sujeto de conocimiento significa sufrir una lesión en una capacidad esencial para la dignidad humana". Por lo pronto porque se le está negando su capacidad de conocer (que ya hemos visto es una caracterítica que nos define como homo sapiens) pues lo que sabe no ha de ser tenido en consideración, es un error, una mentira, en realidad no sabe. Pero, además, sucede que cuando constantemente se nos invalida el discurso es muy probable que el propio sujeto dude acerca de sus capacidades intelectuales aunque no haya una razón física ni neurológica. Pienesa , por ejemplo, en esas personas a las que desde muy pequeñas sus padres o profes le han dicho que no vale para estudiar o que le cuesta aunque tiene buena voluntad. Es fácil que terminen creyéndolo, sea o no verdad; y lo que es peor: este prejuicio puede terminar haciendo que la persona que lo padece acabe por ser como le describe el prejuicio:


Si todos le decimos que no vale para estudiar es probable que no estudie y que, en consecuencia, no valga  para estudiar.

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